
Tras una viaje mañanero de varias horas llego a la localidad de Aramits, cercana a la más conocida de Arette, para afrontar una ruta circular con protagonismo para el col de Soudet. En los días previos me asalta la duda de si subir por la Hourcere (Issarbe) o la vertiente de Saint Engrace, pero me decido por Issarbe (Hourcere), con sus 11 kilómetros a casi el 9% de pendiente media.


Pero llegados a este puente, tras unos 11 kilómetros de ruta, la pendiente asciende bruscamente, aunque la carretera se sumerge en un bosque que hará reduciendo muy mucho la temperatura: elección, por tanto, más que acertada, viendo el calor reinante.

Issarbe va en dureza decreciente, lo que lo hace más asequible, si bien los números ahí están y su enlazado con Soudet lo engrandece más.

Aquí posando en Issarbe o la Hourcere, puerto que se ha pasado en Vuelta (2023, en la etapa que concluyó en Belagua) y Tour (2020, cuando finalizó en Laruns).

Tras un corto descenso enlazo con la vertiente de Soudet que viene de Saint Engrace, la que me planteaba días atrás, en sus 3,5 kilómetros finales, tres de ellos a una media del 8%


Aquí posando en el col de Soudet otra vez (la primera, en 2019, ya llovió).


Y desciendo por la vertiente de Arette, la misma que se subió en el Tour 2015, la del destrozo de Chris Froome... Realmente impresionante, y ya en agenda para acometerla en futuros viajes.
Tras la bajada, mas kilómetros favorables que me llevan a Aramits, concluyendo la ruta con unos 57 kilómetros (enlace a la ruta en Strava).
DÍA 2: LA RUTA AUBISQUE
Tenía una deuda pendiente con el col de Aubisque desde hacía 15 años y no veía el día de saldarla, hasta que llegó el 17 de agosto.
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Me desplazo hasta Escot, punto de arranque de uno de los clásicos pirenaicos, Marie Blanque, que tampoco lo había subido nunca. Así, en frío (mejor temperatura de inicio que la del día anterior) me adentro en la carretera, muy rectilínea, que sube hasta este famoso "muro", pasando las enormes rampas de la segunda mitad.
El Marie Blanque por Escot cae, también, al fin.
Pero el puerto que me quita el sueño desde hace mucho tiempo es el Aubisque. En 2010 planeé, desde Biescas, una ruta con Portalet-Aubisque-Portalet, pero la nieve no me dejó pasar (me quedé a un par de kilómetros de la cima) y en los siguientes años intenté volver...
Me
paro en la bifurcación de la carretera del Aubisque y Portalet, tomo
algo, me hago una foto en el mismo cartel (como hace 15 años) y me voy
a saldar mi deuda histórica con uno de los grandes colosos de los
Pirineos y del ciclismo: Aubisque.
Aubisque
es un puerto extraordinario en todos los sentidos: en cuanto a historia
ciclista, rampas, carretera, entorno... Dejo atrás Gourette (la
estación de esquí que ha albergado incluso algún final de etapa) y me
voy a por esa imponente parte final que aquel día de mayo de 2010 sólo
podía pasarse por las rodadas de los vehículos.
Les Cretes Blanques, el límite del Aubisque...hace 15 años. Ahora, al fin, hasta arriba.
Y
pedaleo por la parte final como un niño que ha aprendido a montar en
bicicleta al fin. Tantos puertos en estos años, tantas rutas, tantos
días mejores y peores, y al fin cerraba el círculo en este coloso,
plagado de ciclistas, como no.
Y
aquí estoy de nuevo, en Bielle, dispuesto a subir Marie Blanque. La
primera parte se me hace durísima, pero la segunda ya será otra cosa:
más liviana, más sombría.
eEn
la cima del col de Marie Blanque se erige esta placa homenaje a los
luchadores españoles republicanos contra los nazis en la II Guerra
Mundial.
Y
desde aquí ya sólo tendría nueve kilómetros de bajada hasta Escot,
redondeando mi segundo día pirenaico con 127 kilómetros y 3100 metros
de desnivel, pero, lo que era más importante, alcanzando al fin el col
de Aubisque.
DÍA 3: LA RUTA CAUTERETS
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Para
el tercer día ya cuento con Rafa, quien se une con muchas ganas de
conocer y subir estos puertos míticos pirenaicos. Cocinamos una ruta de
pocos kilómetros, sí, pero tres grandes puertos: Soulor, Spandelles y
el final en Cauterets, ese rincón donde Indurain, ídolo ciclista
de ambos, logró su primera victoria de etapa en el Tour de Francia.
Pero
Spandelles nos sorprenderá más por su paisaje que por sus rampas, con
las que ya contábamos. Carretera estrecha, rugosa, la segunda parte del
puerto es impresionante y aprovecho para sacar fotos y más fotos...
como ésta.
La bajada será relativamente cómoda y vamos debatiendo qué hacer: comer antes, tomar un café,...
Será el tercer coloso del día, llegando a los 2900 metros en unos 82 kilómetros, ahí es nada.
DÍA 4: LA RUTA TOURMALET
"Hoy ya no es un día cualquiera: hoy vamos a subir el Tourmalet". Y así empezó nuestro día mientras desayunábamos pronto y mirábamos el perfil que nos habíamos trazado para la mañana del 19 de agosto: Tourmalet y Luz Ardiden en 68 kilómetros.

Con la equipación de gala (la de la web, como no podía ser de otra manera) posamos en este cartel, en Luz Saint Sauveur, donde nos indican el col du Tourmalet, nada más y nada menos.

Ya había subido Tourmalet hace dos años, pero por la otra vertiente, así que fue como volver a empezar de nuevo. Los primeros kilómetros algo cerrados, pero en la segunda mitad...


...en la segunda mitad de puerto nos queda totalmente claro porque es el rey de los Pirineos. Pelotones ciclistas, gente arriba y abajo, una locura de parte final y miles de fotos.


Tras unas previsiones meteorológicas que nos crean dudas al principio, las estampas que nos regala el Tourmalet son indescriptibles.



Aprovechamos para tomar un café dentro del restaurante de la cima, donde además conversamos con más seguidores de esta web (¡un abrazo a todos!), para esto sirve 39x28, para ver que somos una gran familia movida por rampas, puertos y que se encuentra incluso en el Rey de los Pirineos, en el puerto más famoso del mundo.

Posando, en el Tourmalet, con el busto de Jacques Godet, mítico director del Tour de Francia.

Tras un descenso largo, frío y rápido, llegamos de nuevo a Luz Saint Sauveur donde aprovechamos para comer algo antes del siguiente coloso: Luz Ardiden.


Puerto precioso y duro, llegada del Tour en innumerables ocasiones, aquí, le comento a Rafa, también ganó Indurain. Fue su segunda victoria de etapa en el Tour (en 1990).
La niebla nos tapará toda la segunda mitad, lo que no nos deja disfrutar completamente del serpenteante trazado (con innumerables "herraduras").

Y en poco más de 50 kilómetros alcanzamos el segundo puerto mítico del día y los 2400 metros de desnivel... Tourmalet y Luz Ardiden, dos cimas más que míticas en un día. No está mal, ¿no?

A las 8 de la mañana nos ponemos en marcha (pronto, que luego nos espera un largo viaje de regreso a casa).

Hautacam es un puerto que en el Tour surgió en los 90 y que lleva, también, la "huella" de nuestro ídolo Indurain. En 1994 destrozó aquí el Tour en una etapa de más de 260 kilómetros, aunque la victoria parcial fue para el francés Luc Leblanc, como se recuerda a lo largo y ancho de toda la ascensión.
Pero yo esperaba encontrarme, como le decía a Rafa, con algún poster o cartel o placa dedicados a Bjarne Riis, quien realizó su mayor performance aquí en 1996. Riis subió "a plato", jugó con sus rivales y destrozó completamente a Miguel Indurain aquel 16 de julio de 1996...

Pero Hautacam, más allá de su leyenda ciclista, nos enamorará por la subida en sí, su trazado y su entorno. La ascensión en su segunda parte es colosal y nos deja absolutamente embriagados de felicidad: el cierre de este stage pirenaico está siendo apoteósico.


Tras Hautacam seguimos unos metros más arriba por la excelente y escénica carretera que alcanza el col de Tramassel, a más de 1600 metros de altitud.


Volvemos a descender hacia Hautacam y nos inmortalizamos con sus carteles de puerto.

Un cierre espectacular y un souvenir especial en recuerdo de estos grandes días en Pirineos, los tres últimos con excelente compañía. ¡Un fuerte abrazo, socio!