Praeres


Un "muro". Praeres,  la subida naveta que da acceso a las cumbres de la sierra de Peñamayor, no tiene mejor definición que esa exactamente.  No se parece al Angliru (aunque cualquier aficionado a los puertos y al ciclismo debiera saber ya de sobra que, por mucho que se empeñe determinada prensa, ninguna ascensión se parece al Angliru), no se parece a los Lagos, no se parece al Gamoniteiru, no se parece al Naranco, no se parece a la Cubilla, no se parece al Acebo, no se parece a la Farrapona,...
Situamos el inicio de la medición en las mismas calles de Nava, capital del concejo donde se encuentra Praeres, localidad de referencia de la comarca de la Sidra (inexcusable la visita a su Museo, aunque mejor dejarlo para después de la "cata" de Praeres),  y donde ya empezamos a encontrarnos con pequeñas rampas en torno al 4-5% hasta Piloñeta. Será en esta localidad, tras innumerables cruces, bien indicados (lógicamente tomando siempre el que nos señala hacia "Sierra de Peñamayos, les Praeres"), donde llegará un descenso muy brusco (sobre el 15%) que nos baja "a los infiernos", al río de Pra y una coqueta área recreativa donde  aparece "de forma amable y engañosa" la subida a Praeres. Pero tú, como no eres un incauto, te habrás empapado ya de bastante información sobre la subida y sabrás que de ese idílico lugar no saldrá nada bueno, sino un "infierno" de dos kilómetros que se mantiene en un continuo 15%. De un inicio entre árboles rápidamente salimos y nos elevamos a riñonazo limpio...  Me comentaron ya en su día que esto, primeramente, era hormigón, y luego vi aquel "Pericopuerto" en donde el bueno de Delgado se retorcía por las rampas de Praeres sin el bondadoso piso que luce ahora (marzo de 2022). No recuerdo que el ganador del Tour 1988 pidiera por ningún lado que aquel hormigón se mantuviera (aunque puedo equivocarme), como sí exigía para esos dos engorrosos tramos de cemento que había en Gamoniteiru el año pasado... Pero sigamos retorciéndonos por Peñamayor y contemplando levemente el centro de Asturias, si podemos entre el ejercicio de equilibrismo que debemos realizar.
Praeres se suaviza tras un par de kilómetros y varias "herraduras" ciertamente descomunales, con un respiro que nos llevará hasta "el fin del tramo asfaltado". Y es que el último kilómetro, sombrío, irregular, guarda aún una "trampa", un brutal rampón cuya primera percepción que me dejó fue el de la rampa más dura de la subida, pero que, tras analizar los datos, ésta me falló: el hormigón juega a favor de endurecer la subida, pero el porcentaje será el mismo sobre una superficie que sobre otra. Un 21% en hormigón y la sensación de subir un 24-25%, similar a la que ocurre, por ejemplo, en Bola del Mundo...
Tras esa increible rampa (no quitemos mérito en cualquier caso, puesto que se hace durísima, sea un 21, sea un 24%) la subida da poco más de sí, quedando unos 300 metros ya que casi parecen llanos. Después de una bella "paella" alcanzamos (ya en tierra) Les Praeres, este bello paraje en donde la Vuelta a España 2018 hizo meta y, donde cuentan, que llegará de nuevo la ronda española en este 2022.

Éste es el perfil de la ascensión:


Y ahora unas imágenes:



La subida, en Google Maps: