Ronde Van Vegas del Tajuña
(by Rubén)



"¿Y si preparas un Flandes por el sur para el martes?". El domingo estábamos, los fans del ciclismo y de las clásicas, extasiados con el espectáculo del Tour de Flandes, con Ronde Van Vlanderen, con el duelo Pogacar-Van der Poel y ese emocionante final, esa táctica tan inteligente del holandés durante la parte final de la carrera.  Y, así, me lancé a la piscina de retar a mi amigo Rubén, un loco de las clásicas y de esos formatos de carreras, con tratar de diseñar un recorrido por nuestros dominios actuales. Porque él, como yo, no es de Madrid, sino de un sitio pequeño rodeado de puertos, de ascensiones colosales que esperan que algún día la Vuelta las ponga en el escaparate televisivo. Yo, con mi Cobertoria-Gamoniteiru; él con su Fonte da Cova (o Trevinca, como le gusta llamar a ese coloso de la Cabrera, de la sierra de la Cabrera). Tranquilo, tal vez algún día, como pasó con Gamoniteiru, veamos una etapa colosal por tu zona. A veces lo que parece imposible (aparentemente) se hace realidad...
Pero ahora nuestra zona de salidas es otra, con viento, con infinidad de coches acá y allá, con carriles-bici, con rectas, con pequeñas subidas...y a eso hemos tenido que adaptarnos: Transformar nuestras rutas de puertos en "pequeños Flandes". Así, Rubén lleva varias salidas con increibles kilometradas (y a una velocidad muy alta para este humilde globero) y con una cantidad extraordinaria de "cotas": "Es que el personal no se da cuenta de las posibilidades que tiene por esta zona, pudiendo unir subiditas y más subiditas, con mucho desnivel acumulado".

Como una especie de colofón al extraordinario invierno que me regaló adaptando muchas de sus rutas a mis posibilidades, ese también fue el objetivo de pedirle este diseño que se vio recortado...y gracias, porque las fuerzas ya flaqueaban.





El video del recorrido, en la aplicación Relive

Quedamos a las 10 de la mañana con bastante frío listos para afrontar, Chambat, Rubén y un servidor, ese recorrido "tipo Flandes" que mi colega había diseñado.
La Marañosa para arrancar y luego el encadenado La Nueva-La Radio-Valdecorzas, antes de entrar en la vía verde del Tajuña y bajar en dirección Arganda del Rey. Poco después entramos en asfalto de nuevo, en la carretera que sube al Pico del Águila, pequeña cota (por esta vertiente) que nos lleva a Morata de Tajuña. Cinco cotas ya, ni una sola foto, quejas mías porque el ritmo era alto (para mí, claro) y, con la sexta subida llegará el primer gran muro: la subida a Valdeperales, la cual luce un reciente reasfaltado que sí, que está muy bien, pero en donde las rampas parecen mayores que antes. Y la velocidad que se me reduce hasta unos tristes 7 por hora...
Como buen "protestón" exijo un avituallamiento y entonces sí, en Tielmes, tras un pequeño tramo por la Vía Verde del Tajuña, entramos "a saco" en una pequeña tienda de alimentación: plátanos, café, pastelitos, todo era poco para saciar el hambre que tenía a esas horas (ya sobre las 13 horas).

Y entonces, mis dos socios de ruta me recuerdan que no hay ni una sola foto de los más de 60 kilómetros que llevamos ya (y los casi 800 metros de desnivel y las seis cotas hechas).  Por eso, ahí va una, tras comer un poco...



Y esto es la vía verde del Tajuña, que tomamos en dirección a Carabaña, y donde sufro un "llantazo" que nos hará detenernos un buen rato (por fortuna).

Tras Carabaña ascendemos el alto del mismo nombre, bajada por los Pinos hacia Valdilecha y llegará otro de los "murazos" de la zona y con nombre más que adecuado: el cementerio de Valdilecha. Rampas superiores al 20% en plenas calles de la localidad, chepazos descomunales y otra cota más al saco.


Rubén ha preparado un bucle por Valdilecha, de manera que tras coronar el alto del cementerio tomamos la carretera principal que baja a Valdilecha, subida a los Pinos de Valdilecha y bajada nuevamente a Carabaña, y el desnivel ya por encima de los 1500 metros. Las patas de este globero a punto de estallar y pidiendo un avituallamiento en condiciones. Aquello que se suele denominar en muchos lugares del mundo con el nombre de...BOCADILLO.
Pero aún quedará otra subida más, la de las antenas de Carabaña y luego la de Villarejo y luego otro repecho más hasta Valdelaguna, ahora sí, paramos a comer (a las 4 de la tarde)

Expectación ante lo que se viene...

El momento cumbre del día: el bocata, el mío, de panceta. Recomiendo no cortarse en absoluto en estas condiciones.



Y  observen mi cara de felicidad. Rejuvenecí unos cuantos años de golpe

Y otra subida más para dirigirnos a Morata de Tajuña por la carretera del "desierto", bien conocida por los cicloturistas de la zona. Seguidamente La Nueva, donde vuelve el viento (y de qué manera), antes de dejarnos caer a San Martín de la Vega...

Y en San Martín de la Vega más café en nuestro sitio de referencia (sí, el Ícaro), que aún quedaba otra cota más.

Y la Marañosa culminada por la carretera del bosque, abandonando el carril-bici y disparando el desnivel de la ruta ya por encima de los 2000 metros.


Una ruta enorme, muy dura, plena de cotas, y cuyo diseño tengo que agradecer a mi amigo Rubén, paciente durante todo el día, como siempre, cuando pedalea conmigo.

¡¡Un placer, socios!!


La ruta, en Strava: