(by Rubén)
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Pero ahora nuestra zona de salidas es otra, con viento, con infinidad de coches acá y allá, con carriles-bici, con rectas, con pequeñas subidas...y a eso hemos tenido que adaptarnos: Transformar nuestras rutas de puertos en "pequeños Flandes". Así, Rubén lleva varias salidas con increibles kilometradas (y a una velocidad muy alta para este humilde globero) y con una cantidad extraordinaria de "cotas": "Es que el personal no se da cuenta de las posibilidades que tiene por esta zona, pudiendo unir subiditas y más subiditas, con mucho desnivel acumulado".
Como una especie de colofón al extraordinario invierno que me regaló adaptando muchas de sus rutas a mis posibilidades, ese también fue el objetivo de pedirle este diseño que se vio recortado...y gracias, porque las fuerzas ya flaqueaban.

El video del recorrido, en la aplicación Relive
La Marañosa para arrancar y luego el encadenado La Nueva-La Radio-Valdecorzas, antes de entrar en la vía verde del Tajuña y bajar en dirección Arganda del Rey. Poco después entramos en asfalto de nuevo, en la carretera que sube al Pico del Águila, pequeña cota (por esta vertiente) que nos lleva a Morata de Tajuña. Cinco cotas ya, ni una sola foto, quejas mías porque el ritmo era alto (para mí, claro) y, con la sexta subida llegará el primer gran muro: la subida a Valdeperales, la cual luce un reciente reasfaltado que sí, que está muy bien, pero en donde las rampas parecen mayores que antes. Y la velocidad que se me reduce hasta unos tristes 7 por hora...
Como buen "protestón" exijo un avituallamiento y entonces sí, en Tielmes, tras un pequeño tramo por la Vía Verde del Tajuña, entramos "a saco" en una pequeña tienda de alimentación: plátanos, café, pastelitos, todo era poco para saciar el hambre que tenía a esas horas (ya sobre las 13 horas).
Y
esto es la vía verde del Tajuña, que tomamos en dirección a Carabaña, y
donde sufro un "llantazo" que nos hará detenernos un buen rato (por
fortuna).
Pero aún quedará otra subida más, la de las antenas de Carabaña y luego la de Villarejo y luego otro repecho más hasta Valdelaguna, ahora sí, paramos a comer (a las 4 de la tarde)
Expectación ante lo que se viene...
Y observen mi cara de felicidad. Rejuvenecí unos cuantos años de golpe
Y
otra subida más para dirigirnos a Morata de Tajuña por la carretera del
"desierto", bien conocida por los cicloturistas de la zona.
Seguidamente La Nueva, donde vuelve el viento (y de qué manera), antes
de dejarnos caer a San Martín de la Vega...
Y en San Martín de la Vega más café en nuestro sitio de referencia (sí, el Ícaro), que aún quedaba otra cota más.
Y la Marañosa culminada por la carretera del bosque, abandonando el carril-bici y disparando el desnivel de la ruta ya por encima de los 2000 metros.
Una
ruta enorme, muy dura, plena de cotas, y cuyo diseño tengo que
agradecer a mi amigo Rubén, paciente durante todo el día, como siempre,
cuando pedalea conmigo.
¡¡Un placer, socios!!